Cada vez son más los productores agropecuarios que en distintos puntos del país sufren por el mal estado de los caminos rurales y deciden poner en marcha sus propias maquinarias para intentar mejorar la situación.
Cansados del abandono, la creciente desconexión con los centros urbanos y el gasto por las roturas en sus vehículos, desde Jujuy a la Patagonia, el reclamo y el deseo son los mismos: que existan mejores condiciones para trabajar y que las zonas productivas de la Argentina sean atractivas para volver a poblarse.
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Guido Guridi tiene 34 años y vive en un campo cerca de Viamonte, una pequeña localidad cordobesa. Sus vecinos más cercanos son su papá y su hermano, que están a unos 6 kilómetros, y el resto es llanura inhóspita. En diálogo con TN reconoció que está “indignado”, pero que sueña con que ”haya más gente joven que apueste” por el agro.
“A pesar de lo que se lleva el Estado, hay oportunidades en el campo”
“A pesar de lo que se lleva el Estado en tasas municipales, impuestos y sin contraprestación alguna, siguen habiendo oportunidades en el campo. Y más allá de lo productivo, que haya más movimiento, más vecinos, hace que también mejore la seguridad porque nos estaríamos protegiendo entre todos”, explicó.
Guridi indicó que compró una niveladora “pensando en salir a trabajar en los caminos”. “Sé que quizá no me corresponde como privado hacer la inversión, pero uno siempre está viendo qué puede aportar, y cómo mejorar. Es la esencia de uno, y del productor del campo en general”, reflexionó.
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“Yo creo que esto algún día va a cambiar”
“Hay que renegar mucho pero hay muchas oportunidades laborales, y por cómo están las cosas, hay mucho para hacer. Si viene alguien, se puede sumar no solo a arreglar los caminos rurales que usamos todos, sino los internos en los campos”, afirmó el joven y puntualizó que si llueve, tarda más de 40 minutos en llegar desde su casa a la ruta, y que los productores de la zona tienen que hacer unos 35km de más para llegar al pueblo por las malas condiciones.
“Uno lucha todos los días con la bronca y la impotencia por las tasas, las retenciones, pero sueño con tener un empedrado para salir de mi casa, y que los productores de la zona puedan sacar lo que producen por caminos de calidad, como se merecen. Creo que esto algún día va a cambiar, Brasil puede ser un ejemplo de que es posible”, concluyó.
