Emiliano ”Dibu” Martínez decidió inmortalizar la obtención de la Copa de Mundo con un tatuaje en su pierna. El arquero de la Selección argentina, también decidió poner una frase muy elocuente, casi un dardo contra sus detractores. “Que la pasión te lleve a la gloria”, escribió.
Tras la épica final de Mundial ante la Selección de Francia, Dibu quedó en el centro de la escena por sus festejos y celebraciones y muchos consideraron que hasta se trataron de una falta de respeto.
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Unai Emery, su técnico en el Aston Villa, indicó que hablará con él cuando regrese a los entrenamientos, mientras que Patrick Vieira, campeón con Francia en 1998, calificó de “estúpida” su celebración.
Tan mal cayó la actitud de ‘Dibu’ Martínez que hasta la ministra sa de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, fue muy crítica y catalogó su comortamiento como “penoso” e “inelegante”.
“Es simplemente vulgar, fuera de lugar, realmente no está a la altura”, estimó. “Este Emiliano Martínez no se está distinguiendo en este caso, es más bien patético”, aseguró, después de ver las imágenes del arquero con un bebé con la cara de Kylian Mbappé.
El Dibu es de los futbolistas más aclamados por el público argentino. Sin lugar a dudas está en el podio de los mejores jugadores de la Selección en el Mundial de Qatar 2022, fundamentalmente por sus actuaciones, aunque su carisma ayuda.
Dibu Martínez, desatado: la chicana al jugador francés que erró el penal y el origen de su bailecito
Emiliano Martínez es el primer marplatense en consagrarse campeón de la Copa del Mundo. Como no podía ser de otra manera, una multitud invadió las calles de “la Feliz” para ver de cerca y escuchar a su ídolo. El arquero se dio el lujo de contar algunas intimidades y chicanear a Aurélien Tchouaméni por el penal errado.
En su ciudad natal, le habló a todos sus coterráneos y les agradeció por tanto cariño. En una suerte de recompensa por el afecto recibido, contó el origen de su bailecito después de que Francia fallara el segundo penal, y el conductor del evento le preguntó si fue por la película Madagascar: “No, nada que ver. Fue el momento del penal”.
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No pudo terminar de completar la frase que la multitud lo interrumpió para hacer un pedido a gritos: “Que baile, que baile”. Si ya había hecho feliz a tanta gente, qué le costaba cumplir una vez más... Caminó moviendo los hombros, haciendo el paso que se convirtió en una especie de danza ritual.
Fiel a su estilo, comentó el momento de la definición y le regaló una chicana a Tchouaméni, el francés del Real Madrid: “Cuando atajo el primer penal en una final del mundo, sabía que el otro chico iba a estar muy nervioso. Le traté de jugar mentalmente, tirándole la pelota lejos, hablándole y la tiró afuera: se cagó todo”.