Las velas son uno de los rios más lindos y prácticos para sumarle un toque personal a tus ambientes.
Además de perfumar, complementan la decoración gracias a sus diseños: hay velas simples y otras esculturales, y los recipientes vienen en materiales y formatos diferentes.
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Existen varias formas de extender su vida útil y de que su perfume dure por más tiempo. A continuación, algunos consejos simples para lograrlo:
Cortar la mecha
Antes que nada, es importante cortar la punta de la mecha quemada entre 3 y 6 milímetros antes de cada uso para que la luz sea más limpia y brillante, y para evitar las manchas negras que suelen formarse en los recipientes de vidrio.
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Además, a la hora de limpiarla, podés pasarle un trapo húmedo bien escurrido a la superficie para dejarla pareja.
Evitar el “efecto túnel”
Es conveniente que, cuando prendas una vela, no la apagues hasta que la capa superior se haya derretido por completo. De esta forma evitás el “efecto túnel” por el cual la mecha se hunde y no sólo se vuelve más difícil encenderla sino que también se desperdicia la superficie de los bordes.
Cuando la estrenes, tratá de dejarla prendida durante dos o tres horas. Tip: si es una vela grande, conviene que tenga más de una mecha para que se derrita de forma pareja.
No soplar
La mejor forma de apagar una vela no es soplando sino usando algún elemento específico: muchas de las que vienen en recipientes pueden apagarse colocando su propia tapa, y si no es el caso también es práctico usar una cuchara.
Limpiar (y reutilizar) el recipiente
Cuando esté por acabarse la vela, podés dejar el recipiente en el freezer durante la noche (para que la cera se contraiga y sea fácil despegarla) o bien ponerlo a calentar a baño maría. Una vez que el frasco esté limpio, dale una segunda vida como florero o portalápices.
