A diez meses de la cuestionada reelección de Nicolás Maduro, la oposición venezolana está hoy dividida.
El liderazgo de la dirigente María Corina Machado fue desafiado por la rebelión de un sector disidente, con algunos nombres de peso al frente, que desoyó la convocatoria de la mayoritaria Plataforma Unitaria Democrática (PUD) de abstenerse de participar y al mismo tiempo llamar a la abstención en las recientes elecciones legislativas y regionales celebradas el 25 de mayo.
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El resultado es conocido: con una participación de apenas 43,18%, según las sospechadas cifras oficiales, el chavismo se impuso en 23 de 24 gobernaciones y obtuvo 256 diputados -sobre un total de 285- en la Asamblea Nacional. Otros partidos “colaboracionistas” se llevaron 18 bancas contra 11 de la oposición. El mapa electoral se tiñó de rojo.
En ese escenario, la disidencia culpó a la “hipercentralización” del liderazgo de Machado por la fractura y afirmó que la enorme abstención no se debe a la convocatoria opositora, sino al hartazgo de la sociedad venezolana.
“La abstención se produce como resultado de una gran frustración de la población frente a la clase política en su conjunto. El pueblo venezolano está muy molesto con el gobierno por el fraude perpetrado el 28 de julio y muy molesto con la dirección opositora por haber sido incapaz de coordinar acciones para defender y hacer valer la voluntad popular”, dijo a TN el dirigente opositor Jesús "Chuo" Torrealba, ex secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), antecesora de la mayoritaria Plataforma Unitaria Democrática (PUD) que lidera Machado.
Fuertes críticas al liderazgo de María Corina Machado
Torrealba fue candidato a diputado por los partidos Un Nuevo Tiempo y Unión y Cambio, pero no resultó electo.
No estuvo solo. También se postularon importantes dirigentes opositores como el excandidato presidencial y exgobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, que sí fue elegido diputado; el exgobernador del Zulia, Manuel Rosales; y los exlegisladores Stalin González y Luis Emilio Rondón, entre otros.
En una entrevista con TN, Torrealba lanzó duros cuestionamientos contra Machado, a la que acusó de mantener una conducción “hipercentralizada” y de hacer política “por YouTube”. Además, advirtió que “un sector de la oposición venezolana no desea ni un trumpismo tropical ni un bukelismo petrolero" en el país.
- ¿Por qué la oposición venezolana quedó dividida en estas elecciones?
-La oposición venezolana es bastante diversa y plural. La única manera de dar coherencia al accionar político y al discurso opositor es mediante un proceso a veces trabajoso de construcción de consensos. Eso es inevitable cuando tienes un campo opositor plural y distinto. Pero esta situación hizo crisis cuando después de las elecciones primarias, en las que María Corina Machado tuvo un porcentaje muy superior al de todas las demás organizaciones, hubo un comportamiento bastante centralizado de la señora Machado, primero como candidata y luego como factótum de la oposición cuando ella no pudo ser candidata y asumió la dirección de la campaña de Edmundo González Urrutia. No hubo ni espacio ni vocación para construir un ámbito de dirección colectiva. Tampoco tiempo para consensuar discursos y tácticas. Entonces, en ese proceso que terminó en las elecciones presidenciales del 28 de julio, estuvo hipercentralizada la conducción opositora. Ahora, tras el fraude electoral, era necesario establecer algún mecanismo de conversación, algún ámbito donde se pudieran discutir y elaborar una nueva estrategia o construir ajustes mayores que la estrategia anterior necesitaba. Sin embargo, no se hizo así.
- ¿La decisión de no participar en las elecciones fue inconsulta?
- El 19 de enero de este año la señora Machado emitió un documento que ella llamó sus siete principios. El ítem número 5 establecía la prohibición de asistir a cualquier proceso electoral. Eso lo hizo sin consultar ni consensuar con nadie, como si fuera posible en el campo democrático venezolano dar instrucciones, girar órdenes y eso generó que tuviésemos esa fractura de cara al evento electoral del 25 de mayo. Si bien las diferencias en el ámbito opositor venezolano detonan a partir del tema electoral, los desencuentros no se resumen ni reducen a un asunto táctico vinculado a la abstención o el voto. En realidad, aquí hay diferencias más de fondo.
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- ¿Cuáles serían esas diferencias?
- Por ejemplo, ¿cuál es el tipo de cambio que se procura? Hay un sector de la oposición que entiende que para que el cambio sea posible hay que abandonar la idea del juego suma cero. Aquella idea de que si ellos ganan lo ganan todo y si nosotros ganamos lo ganamos todo y que todo gire en el principio de la exclusión. Hay un sector importante de la oposición venezolana que considera que para que el cambio sea posible tiene que ser el resultado de un proceso intenso de negociación transparente, sólida, que de lugar a un cambio sustantivo en la ecuación del poder en Venezuela. Eso es bastante más complejo, pero también es más realista que fantasías como el quiebre en la Fuerza Armada Nacional, o la invasión norteamericana para resolver nuestros conflictos. Hay un sector de la oposición que entiende que el cambio debe ser hacia una sociedad más democrática y no hacia una sustitución de un elenco autoritario por otro elenco autoritario. La sustitución de un elenco autoritario presuntamente izquierdista, como el que dirige Nicolás Maduro, por un elenco autoritario presuntamente liberal como el que supuestamente lidera la señora Machado. Toda esta lucha no tiene que ver simplemente con eso. Un sector de la oposición venezolana no desea ni un trumpismo tropical, ni un bukelismo petrolero“.
- ¿Cuál es el cambio que busca su sector opositor?
- Nosotros queremos que haya un cambio hacia una democracia funcional y con instituciones llenas de pueblo, de ciudadanos. Queremos ir hacia una sociedad socialmente responsable, inclusiva y hacia una economía abierta y productiva. Creemos que eso es posible conciliarlo, trabajarlo y promoverlo, más allá de planteamientos que fundamenten la reorganización del Estado, de la sociedad y de la economía en función de un liderazgo como el de los populismo de derecha hoy en auge en Norteamérica y en otras partes del mundo. Entonces el tema es que las diferencias son de fondo. Ahora, los distintos sectores de la oposición venezolana, incluso teniendo clara conciencia de esas diferencias, tenemos que ponernos de acuerdo frente a eventos importantes como el proyecto de reforma constitucional anunciado por Maduro o una eventual repetición de las elecciones presidenciales. Tenemos la obligación de ponernos de acuerdo. El primer paso para eso es asumir las diferencias. Lo segundo es negociar los mecanismos para que se de esa unidad de acción y esa conjunción de discursos.

- ¿Hay espacio para volver a trabajar con dirigentes como María Corina Machado?
-Por supuesto. No solo hay espacio. Hay la necesidad y la obligación de trabajar con todos los dirigentes. Lo primero que hay que hacer es superar la compulsión del sector opositor a estar destruyendo periódicamente sus referentes. Aquí ha habido dirigentes que han tenido momentos de mucha popularidad, de gran auge de su prestigio y de su autoridad. Pasó con Henrique Capriles, con Leopoldo López, con Juan Guaidó. Lamentaría mucho que pasaría una situación similar con la señora Machado. El punto de fondo es entender el gran peligro que tienen ahora todos los movimientos sociopolíticos, que es el tema del auge de los caudillos populistas, de derecha o de izquierda y el accionar de esos liderazgos que terminan erosionando primero a los partidos y después a las estructuras mismas de los Estados. Ese tema tiene que ser asumido como un objetivo para poder establecer algún tipo de liderazgo colaborativo, de dinámica que permita la construcción de una estrategia consensuada y de una dirección colectiva".
- ¿Cómo se explica que el resultado electoral de la oposición que decidió presentarse a elecciones fue malo y que la abstención fue la vencedora?
- El resultado fue extremadamente magro. Aquí tiene que haber un debate sólido en búsqueda de las razones de estas dos realidades: por un lado de la abstención misma como gran marco que signó este proceso electoral, y luego este resultado concreto. Hablo de estas dos cosas porque hay gente que ha planteado que la abstención se produjo en respuesta al llamado de la señora Machado. Eso me parece desproporcionado. Es decir, si la señora Machado tuviese el liderazgo, la influencia y el poder como para paralizar a 10 millones de personas durante un día de elecciones, es claro que ella hubiese utilizado ese poder los días 29, 30 y 31 de julio (del año pasado) para intentar hacer respetar el resultado electoral. Era su obligación como lideresa en ese momento concreto. Sin embargo, no lo hizo a pesar de que el pueblo había salido a la calle de manera espontánea. Si tuviera esa capacidad de gestionar la acción o inacción de millones de venezolanos en forma simultánea, no estaríamos como estamos hoy prácticamente cumpliendo diez meses con la señora Machado haciendo política básicamente en YouTube.
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- Entonces, ¿por qué se produce esa elevada abstención si no es por el llamado opositor?
- La abstención se produce como resultado de una gran frustración de la población venezolana frente a la clase política en su conjunto. El pueblo venezolano estás muy molesto con el gobierno por el fraude perpetrado el 28 de julio y muy molesto con la dirección opositora por haber sido incapaz de coordinar acciones para defender y hacer valer la voluntad popular. Eso se traduce en una desconfianza extrema hacia las herramientas políticas para promover cambios y entre ellas, de manera destacada, el voto. Esa es la causa real de la abstención y sobre esa causa real la señora Machado surfeó como el surfista que se desliza con una tabla sobre una ola gigantesca sin que tenga el poder de crear la ola. La señora Machado surfeó la ola de la abstención. Hizo como el rey del Principito, que le ordenaba al sol amanecer y entonces el sol salía o le ordenaba a la Luna a la noche que alumbrara el cielo. La señora Machado llama a la abstención cuando la abstención es un hecho más allá de sus deseos.
- ¿Qué se viene ahora para la oposición venezolana?
- El sector opositor que me incluye no se inclina a la búsqueda de soluciones mágicas o de invasiones extranjeras para resolver la crisis venezolana, sino a la necesidad de construir un movimiento sociopolítico capaz de hacer frente a la deriva totalitaria y rescatar el ejercicio de la democracia en nuestro país. Este sector tiene que hacer una reflexión muy profunda sobre cómo y por qué fue incapaz de sintonizar este discurso con el dolor y con la esperanza de la inmensa mayoría de los venezolanos. Que el resultado haya sido malo, era esperable. Que el resultado sea pírrico obliga a una reflexión orgánica y profunda sobre todo esto porque lo que viene va a ser ciertamente complejo y demandante“.