El vértigo que generan las actividades extremas es un vértigo deseado, pero cuando hablamos de innovación organizacional no todo vértigo cae dentro de esta categoría. Si bien las personas que sienten confort en la tensión que genera la innovación aportan dosis altas de vértigo deseado, también aparece una cuota de vértigo restrictivo generado por las personas más tradicionales y escépticas.
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Una de las principales causas de este vértigo restrictivo es que la comunicación se diseña para aquellos que están convencidos del proceso del cambio. ¿El resultado? Los convencidos pasan a estar recontraconvencidos y los escépticos cada vez más escépticos. Se necesita un gran liderazgo y mucha contención para que esa entrega de poder, de control y de los recursos pase de manera exitosa al nuevo formato de organización.
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