El verano del 2020 de Villa Gesell será tristemente recordado por siempre por el crimen de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años que en sus últimas horas de vida recibió una brutal paliza por una patota de ocho rugbiers a la salida del boliche Le Brique. Por las lesiones corporales y la patada mortal que sufrió en la cabeza, el adolescente falleció casi inmediatamente tras un paro cardíaco producido por shock neurogénico.
Calificado por sus seres queridos como humilde y solidario, Fernando había llegado a la Costa Atlántica luego de trabajar durante todo el 2019 para costearse las vacaciones y aprobar el Ciclo Común Básico (CBC) de la Universidad de Buenos Aires para iniciar la carrera de Abogacía.
El joven, que asistió al colegio Marianistas de Caballito como alumno becado, también contó para el viaje con la ayuda económica de su padre Silvino, portero del edificio donde residía en el barrio de Recoleta, y su madre Graciela, cuidadora de ancianos, ambos inmigrantes paraguayos.
Antes de partir hacia la costa, le había pedido a su papá que lo despertara cuando saliera para su trabajo, pero Silvino decidió no levantarlo al verlo dormir tan plácidamente, por lo que solamente le dio un beso en la frente antes de marcharse. “Él amaba su vida y quería ser una persona importante. Era mi único hijo y lo amo”, expresó la mamá.
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Así, Fernando partió los primeros días de enero de ese año a Pinamar, donde disfrutó una semana con sus amigos de la escuela primaria. Luego, el 16 de enero se dirigió a Villa Gesell para pasar unos días junto a sus compañeros de la secundaria y su novia Julieta. Allí, el 18 de enero, un día antes del regreso previsto a su casa, lamentablemente, encontró su final al cruzarse con un grupo de rugbiers que tenían sed de violencia.
La madrugada del ataque
Cerca de la 1.30, Fernando y sus amigos ingresaron a la discoteca ubicada en el centro de la ciudad balnearia; y tres horas más tarde, a las 4.30, empezó el conflicto con los rugbiers oriundos de Zárate, debido a los continuos roces y forcejeos que habían ocurrido en el local bailable debido a la gran cantidad de gente. Fernando, se supo luego, había intentado separar a ambos grupos.
A raíz de los primeros empujones, la seguridad del boliche decidió sacar a la calle a los dos grupos. “No era un chico que buscaba pelea. Nosotros la estábamos pasando re bien y cuando nos estábamos yendo, pasó esto que es una locura”, relató Santiago, amigo del joven asesinado, al canal TN.
Ya afuera de Le Brique, entre las 4.41 y las 5, Fernando y algunos de sus amigos se quedaron enfrente del boliche mientras esperaban que saliera el resto de sus conocidos cuando dos rugbiers, Enzo Comelli y Ciro Pertossi, los atacaron por la espalda.
Según la investigación de la fiscal Verónica Zamboni, fueron jóvenes violentos, de entre 18 y 21 años, que participaron de la agresión y se ensañaron con Báez Sosa, que había quedado separado y desprotegido. Así, la víctima recibió varias trompadas y patadas, muchas de ellas en la cabeza. El golpe final, que le dio Máximo Thomsen cuando el adolescente ya estaba desvanecido en el piso, le ocasionó un traumatismo en el cráneo. Todo el hecho quedó registrado por las cámaras de seguridad de la zona.
El joven, que quedó inconsciente en el suelo, fue asistido por policías y por una turista que le realizó maniobras de reanimación cardiopulmonar. Luego, fue trasladado en ambulancia al Hospital Arturo Illia, donde finalmente falleció. De acuerdo a lo revelado por la autopsia, Fernando murió tras sufrir un paro cardíaco producido por shock neurogénico.
Las horas posteriores
Tras recibir la durísima noticia, ese mismo día llegaron a Villa Gesell los padres de Fernando. También ese 18 de enero, la Policía procedió a la aprehensión de Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi.
Además, también detuvieron a Pablo Ventura, luego de que los acusados señalaran que también había participado del crimen, aunque el también residente en Zárate fue liberado días después cuando se comprobó que no había tenido algo que ver con el hecho.
En febrero, Guarino y Milanesi fueron excarcelados pese a que continúan imputados por partícipes necesarios y los ocho restantes fueron derivados a la Alcaldía de Melchor Romero, donde siguen arrestados con prisión preventiva a la espera del juicio a realizarse el 2 de enero de 2023.
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