A través de un decreto publicado en el Boletín Oficial en la noche del martes, el Gobierno nacional volvió a intervenir en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, lo que viene generando un fuerte malestar dentro del Palacio San Martín en los últimos meses.
En este caso, se ampliaron los poderes de la Secretaría de Culto, que ahora pasará a llamarse “Culto y Civilización” y estará presidida por Nahuel Sotelo, tras la salida de ese cargo del neuquino Francisco Sánchez. Según pudo saber TN, la designación formal de Sotelo podría llegar en las próximas horas, ya que primero debía estar creado el nuevo cargo.
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La Secretaría de Culto tiene a su cargo la relación con la Iglesia y con los distintos credos del país, aunque ahora se le sumarán temas de máxima sensibilidad ideológica, como los derechos humanos, los derechos civiles, políticas de género, de diversidad, entre otros. Básicamente, Sotelo tendrá intervención en todo lo relativo a derechos humanos.
El tratamiento de estos temas estaba bajo la órbita de Leopoldo Sahores, el vicecanciller de Diana Mondino en la Secretaría de Relaciones Exteriores del Ministerio. Oficialmente, la decisión responde a que el Gobierno busca “separar los derechos humanos de eventuales consideraciones políticas”, tal como aseguraron distintas fuentes a este medio.
Pero, en el trasfondo, se esconde justamente una jugada política de control e influencia dentro de la Cancillería. Desde el desembarco de la abogada especializada en derecho familiar Úrsula Basset, Karina Milei empezó a ejercer un control más directo en el ministerio. La obsesión: los lineamientos de la Agenda 2030 presentada por el Presidente.
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Basset es muy cercana a la hermana del presidente y ha actuado como filtro en temas relacionados con género y medio ambiente. Sin un nombramiento oficial, durante estos meses se viene moviendo como una funcionaria más dentro de la Cancillería, participando en la discusión y armado de documentos clave en cuanto a la posición de la Argentina en organismos internacionales como el G20 y la OEA.
La llegada de Sotelo refuerza esta tendencia, lo que generó enojo entre los propios diplomáticos que trabajan en las áreas que ahora fueron modificadas o recortadas.
Sotelo, quien actualmente es diputado en la Provincia de Buenos Aires desde 2021 por La Libertad Avanza, tiene un perfil ultraconservador y vínculos fluidos con el ámbito de Culto. La idea de su llegada a la Cancillería empezó a circular meses atrás, con la intención de acompañar el trabajo que venía haciendo la propia Basset, ahora con un cargo formal y una secretaría ampliada.
Muchos dentro del ministerio ven este movimiento como una nueva “intervención” del Ejecutivo nacional, en desmedro del poder y la independencia de Mondino, quien en repetidas oportunidades ha tenido que intervenir diplomáticamente para frenar el deterioro en la relación bilateral con socios estratégicos, justamente, por las propias decisiones de la Casa Rosada.