En nuestro país la costumbre de agregar sal a la comida está muy arraigada pese a las enormes evidencias científicas que indican que el alto consumo de este mineral afecta la salud.
La sal se encuentra en alimentos naturales como aceitunas, pescado, mariscos, quesos y también en enlatados y comidas industrializadas como las galletitas, los embutidos, las sopas en sobre, la comida rápida, las frituras, entre otras tantas que comemos habitualmente.
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La elevada ingesta de sodio es el principal factor de riesgo de aumento de la presión arterial, causante de enfermedades cardio y cerebrovasculares y renales. El Ministerio de Salud de la Nación estima que el consumo de sal diario en Argentina es de 11 gramos por persona, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un máximo de 5 (dos pizcas aproximadamente).
Más allá del hábito de poner más sal a la comida, a veces el antojo de mineral es causa de una afección médica no diagnosticada, según advierten desde la Clínica Mayo.
La insuficiencia suprarrenal, denominada también enfermedad de Addison, puede provocar un deseo intenso de sal que es persistente y excesivo. Si este antojo viene acompañado de otros síntomas como dolor muscular y debilidad, fatiga, náuseas y dolor abdominal, adelgazamiento o presión arterial baja podría ser debido a esta afección.
Por lo general, la enfermedad avanza de manera tan progresiva que los indicios pasan desapercibidos hasta que se presenta una situación de estrés, como una enfermedad o una lesión, que empeora los síntomas.
Esta enfermedad es un trastorno poco común pero potencialmente mortal que se da cuando las glándulas suprarrenales, ubicadas justo por encima de los riñones, producen muy poco cortisol o aldosterona. Se puede padecer a cualquier edad en ambos sexos. El tratamiento consiste en tomar hormonas para reemplazar las que el cuerpo no fabrica.
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En otros casos, el deseo intenso de sal es síntoma de un trastorno renal poco frecuente denominado síndrome de Bartter. Se trata de un grupo raro de enfermedades congénitas que afectan los riñones.
Esta enfermedad es provocada por un defecto en la capacidad del riñón para reabsorber el potasio. Las personas afectadas por el síndrome de Bartter pierden demasiado sodio a través de la orina.
El trastorno se trata con el consumo de alimentos ricos en potasio o con la toma de suplementos de este elemento. Muchas personas también necesitan dosis extra de sal y de magnesio.
