El que esté libre de conflicto con sus vecinos que tire la primera piedra, o toque el timbre, para intentar encontrar una analogía “vecinal”. Pero lo cierto es que todos sufrimos alguna vez a alguien que vive cerca y pone música, hace ruido, grita o, en resumidas cuentas, molesta.
El de Twitter @FrancoMozotegui no es la excepción, pero en realidad lo que le pasó fue algo un poco diferente. No vamos a adelantarlo para no hacer “spoiler”, pero atentos al giro inesperado en el guión o, en este caso, el chat de WhatsApp.
“Yo también fui joven, pero son las 3.13 de la mañana y es un quilombo el edificio”, le escribió un vecino a esa hora, enojadísimo. Tras no recibir respuesta, mandó un segundo mensaje a las 4:45. “Mañana te denuncio con la istración, son unos maleducados. No llamo a la Policía por no armar más quilombo. Pero el lunes te denuncio por HDP”, le escribieron en el chat.
La respuesta de Fran fue lapidaria. “Hola Diego, no estoy en mi casa. Es de otro departamento claramente, pero denúnciame tranquilo si quieres que yo de paso te denuncio también por tu aire acondicionado de mierda que me chorrea toda la ventana”, le contestó, para después despedirse con un ¿cariñoso? “abrazo”.
El vecino enojado le pidió perdón al descubrir que eran “los del quinto”, pero igual le mandó un “afectuoso” saludo: “Andate a cagar igual”.
“Las charlas de madrugada con mi vecino, que bonita vecindad”, escribió @FrancoMozotegui al viralizar en Twitter el diálogo, que ya recibió más de 200 mil “me gusta” y varios miles de RT y tuits citados.
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Entre las respuestas, una de las que más likes recibió es la que propone edificios “para gente menor de 35 años y para mayor de 35 con hijos”, aunque otro le respondió que la clave es “el grosor de las paredes” que filtran más el ruido.
“Yo tengo un vecino que siempre llama a seguridad y se queja por la música. Vive en la otra torre del complejo!! No se si tiene oído biónico o qué el hdp”, comentó Lisandro Machado.
También están los que se sorprendieron por un dato: tener el o de los vecinos. “Diez años que vivo en el edificio, no tengo el WhatsApp de ningún vecino”, contó Karina.
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Nunca faltan los que se ponen a ver detalles, como Rub que descubrió que Fran tenía 538 chats sin leer. “Me parece más impactante”, sentenció.
¿La conclusión de la mayoría de los s? Lo más “argentino” de todo fue el cierre del chat. Le pidió perdón y a continuación le dijo “Andate a cagar igual”. ¡Qué bonita vecindad!
