Es 2024 y, al analizar el avance de la inteligencia artificial (IA) en distintas áreas, identificamos un desafío educativo concreto: la integración de tutores basados en IA en las instituciones educativas.
Estos tutores inteligentes son un poco más de lo que podemos imaginar: no sólo tienen la capacidad de adaptarse y personalizar el aprendizaje según las necesidades individuales del estudiante, sino que también ofrecen disponibilidad las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esto puede significar un avance significativo respecto de métodos tradicionales, permitiendo una experiencia de aprendizaje más fluida y adaptada al ritmo y estilo de cada estudiante.
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Pero para una institución educativa los profesores no son simplemente transmisores de conocimiento. Son el pilar y reflejo de los valores, objetivos y misión de la institución. Es aquí donde radica la esencia y el desafío de los tutores basados en IA: deben ser diseñados y programados de tal manera que sean eficientes en términos educativos, pero también se reflejen y se alineen fielmente a la cultura y valores de la institución educativa.
Es decir, que un tutor de IA no debería ser simplemente un programa genérico como puede ser ChatGPT, sino que debe impregnarse con el “ethos” de la institución.
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Si una casa educativa, por ejemplo, prioriza la creatividad, el pensamiento crítico y la ética, estos valores deben reflejarse en cómo el tutor de IA interactúa y enseña. También en el diseño de los tutores, resulta esencial que tengan y referencia a los contenidos propios de la institución, permitiendo una integración coherente con los currículos ya establecidos.
IA en el aula: ¿despersonalización o aprendizaje personalizado?
En cuanto a la dinámica del aula y su impacto social, la incorporación de tutores de IA puede generar cambios significativos en la tradicional interacción educativa. Mientras algunos temen que pueda reducir la interacción humana, esencial para el desarrollo socioemocional de los estudiantes, y argumentan que la IA podría despersonalizar el proceso educativo, otros ven una oportunidad para un aprendizaje más personalizado y adaptativo, especialmente si los tutores se utilizan como complemento del docente y no como sustitutos. De ser implementados adecuadamente, estos tutores tienen el potencial de fomentar la colaboración entre pares y enriquecer el ambiente de aprendizaje.
En conclusión, mientras la IA avanza y se integra en más aspectos de nuestra vida diaria, es fundamental que, en el ámbito educativo, se realice con cuidado y consideración.
Los tutores basados en IA tienen un potencial inmenso para enriquecer la educación, pero sólo si se alinean con los valores y objetivos de las instituciones. Al igual que como con cualquier otra herramienta, el éxito radica no sólo en su capacidad técnica, sino también en cómo se utiliza y con qué propósito.
(*) Ulises Martins es Head y docente de Go Elevate by Ingenia.
