Octubre es el mes de la Concientización sobre la Ciberseguridad, y la excusa ideal para recordar que la protección de nuestra información personal no es solo una responsabilidad individual, sino una necesidad colectiva.
Millones de s interactúan cada día con plataformas web, desde redes sociales hasta servicios bancarios, sin ser plenamente conscientes de los riesgos.
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En un contexto en el que los ataques de seguridad informática no solo aumentan de manera geométrica, sino que evolucionan e incorporan nuevas estrategias para engañar a s e infiltrar sistemas de datos, las contraseñas siguen siendo la primera línea de defensa contra el no autorizado a las cuentas.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para educar sobre la creación de contraseñas robustas, muchos continúan utilizando combinaciones débiles que son fácilmente vulnerables a ataques. Según varios informes, más del 80% de las brechas de seguridad ocurridas en los últimos años están relacionadas con s a través de credenciales comprometidas.
Este alarmante dato subraya la urgencia de revisar nuestras prácticas en cuanto a contraseñas y reconocer las señales que indican que es hora de un cambio.
Las seis señales que delatan que tu contraseña es débil y fácil de adivinar
1. Uso de información personal
Muchas personas utilizan datos personales accesibles (nombres de hijos, parejas, mascotas, equipos de fútbol o fechas de nacimiento) como parte de sus contraseñas. Todos esos datos se pueden conseguir a través de redes sociales, por ejemplo, compartidos por los propios s. Esto hace mucho más sencillo el proceso de adivinar la clave.
En estos casos, es recomendable evitar el uso de cualquier información personal en las contraseñas y optar por combinaciones aleatorias de letras, números y símbolos.
2. Contraseñas cortas
Una clave de menos de 8 caracteres es claramente menos segura. Además, es susceptible de adivinar en pocos segundos mediante un ataque de fuerza bruta en el que el hacker prueba, con un equipo y programa especial, múltiples combinaciones hasta encontrar la correcta.
Se sugiere siempre usar contraseñas con al menos 12 caracteres y que incluyan una mezcla de mayúsculas, minúsculas, números y símbolos.
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3. Reutilización de contraseñas
Tener la misma contraseña en múltiples cuentas es una práctica común pero peligrosa. Si un ciberdelincuente obtiene a una cuenta, intentará usar la misma clave en otros servicios y plataformas. Así que tener contraseñas únicas es lo ideal. Para no olvidarte de ellas, usá un gestor. Son apps o programas gratuitos que guardar todas tus credenciales.
4. Palabras comunes o frases predecibles
El uso de palabras o secuencias comunes, como “contraseña” o “123456″ y frases predecibles como “Argentina campeón”, son señales claras de una contraseña débil. Los ciberdelincuentes usan diccionarios y listas de oraciones populares para tratar de ingresar a las cuentas de las víctimas.
Por ese motivo, considerá, si vas a usar frases, que sean largas y complejas. Y no tengan relación con tu vida cotidiana.
5. Falta de cambios regulares
Mantener la misma contraseña por varios años también es un indicio de que puede ser vulnerada muy fácilmente. Lo ideal es modificarlas cada tres a seis meses y después de cualquier incidente sospechoso que experimentes con tus s.
6. No Usar Autenticación en Dos Pasos (2FA)
En la actualidad no contar con un segundo factor de autenticación para cualquier plataforma online o servicio web es como cerrar la puerta de tu casa con llave pero dejar las ventanas abiertas. Sin 2FA, los atacantes solo necesitan conocer tu contraseña para acceder a tu cuenta, lo que aumenta significativamente los riesgos.
Agregar esta capa extra de seguridad impide que ciberdelincuentes ingresen a tus perfiles, incluso si logran capturar tu contraseña o los códigos de remoto.
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La creación y mantenimiento de contraseñas seguras es esencial para proteger la información personal y profesional. Reconocer las señales que indican que una contraseña es fácil de adivinar, es el primer paso para tomar medidas para fortalecer nuestra seguridad en la web.
Adoptar buenas prácticas en la gestión de contraseñas no solo ayuda a proteger cuentas individuales, sino que también contribuye a un entorno digital más seguro en general.
